LO NUESTRO NO FUNCIONÓ

¡¡¡Buenasssss buenassssssssss!!!

Queee por finnnn es juernes y el cuerpassso lo sabe, ¿eh?

Sobre todo para los compis de Gáldar city, que están de puentassso.

Esta semana vengo a escribirles sobre algo que está a la orden del día en un gran número ingente de personas.

Y no, no te voy a escribir sobre los traumitas no sanados, misiela 😉

Te vengo a contar una ruptura.

Y no, tampoco es alguna de las mías…

Y les aseguro que no tendría desperdicio el chismesito, beibi.

De lo que quiero escribirte va más en el sentido laboral.

Cuando la ruptura es autoimpuesta.

Pero tú, bebé, en tu mente tienes una realidad tergiversada.

Repitiéndola tantas y tantas veces, que hasta tú mismo te lo terminas creyendo…

Así que, en este nuevo #postdelosjuernes, te voy a contar la historia de una ruptura.

Y, como siempre, espero que te guste…

 

La divorsiasssion empresarial.

 

Hay quien no supera a su ex.

Otras -como yo- no superan que hayan retirado la línea glow recipe avocado para hacerte el skincare.

Y luego hay otros…

Que no superan a su ex empresa.

Atrapados en una historia de desamor corporativo que sólo existe en su cabeza.

Dicen que lo dieron todo.

Que los maltrataron.

Que los apagaron como si fuera un anillo de luz en una videollamada de Teams innecesaria…

Cuentan su historia como si hubiera sobrevivido a una empresa que operaba en zona de guerra.

¿La guerra de Vietnam?

Eso no es nada, bebé.

Cuando, en realidad, lo más peligroso que enfrentó fue una impresora con papel atascado y alguna inspección del Servicio Canario de Empleo.

Desde que se fue (renunció según su versión, le dieron pase oro con estilo…cuenta la versión oficial), no ha dejado de hablar del lugar.

Dice que fue un entorno hostil.

Un ecosistema de opresión.

Un infierno disfrazado de coworking con kombucha y mascarillas anti Covid.

Pero si uno rasca un poquito, aparece otra versión.

Se movía con total libertad.

Delegaba todo lo que podían…y más.

Si había que «arrimar el hombro» por exceso de trabajo, ese hombro se convertía en críticas encubiertas sacando a la luz lo que «no habías hecho» .

Y tenía el don de desaparecer justo cuando alguien decía “urgente”.

Porque claro, nada había más urgente que sus «prioridades» y destapar lo que consideraba que eran trapos sucios para que te cayera alguna bronca no merecida…

Dice que no le entendieron.

Que no supieron valorar su creatividad y profesionalidad.

Que su jefe era un robot sin alma (lo cual, en su defensa, probablemente es cierto en momentos…sorry not sorry) 😉

Pero también se olvida de mencionar que cada dos por tres sacaba a relucir ese humor negro que sólo ella encontraba gracioso…

“Aportaba al ambiente”, dice.

Claro que sí.

Como un ambientador en llamas, misiela. 

Y ahora, desde el exilio autoimpuesto, revive todo como si hubiera salido de una relación abusiva.

Cuenta historias con tono épico, como si trabajar su jornada y responder “a mí nadie me dijo” y «no he leído el Teams», fuera una forma de activismo silencioso.

Lo que en realidad pasó es que procrastinó muchas veces(como el resto).

Malmetió y saboteó (pasivamente).

Dedicó muchísimo tiempo laboral a sus menesteres y predilecciones laborales y, cuando le dieron feedback, se ofendió como si le hubieran dicho a mi hermana que sus perritos son feos.

A sus amigos y flanes les ha contado tantas veces LA HISTORIA, que ya podrían representarla en una obra de teatro titulada “El maltrato invisible de ESA empresa y otras exageraciones”.

Ella insiste que era una estrella incomprendida.

Los demás… simplemente recordamos que dejó cartelitos al más puro estilo Mr. Wonderfull (y que jamás aplicaba) y un brick con leche de avena fermentada en la nevera del office.

Y, lógicamente, no quiere volver.

Pero tampoco quiere olvidar.

Su ex empresa vive de gratis en su cabeza, como una telenovela laboral en bucle eterno.

Dice que aprendió mucho…pero no especifica qué.

Tal vez aprendió a redactar mails largos para no decir nada.

O a hacer multitarea entre su promoción en redes sociales y quejas internas. 

Al final, ESA empresa no rompió su corazón.

Quizás, y sólo quizás, la empresa hizo lo que había que hacer.

Imprimir una salida elegante a quien llevaba meses cerrando la puerta de la productividad por dentro.

Y sí, fue una ruptura fría, como el aire acondicionado que tanto odiaba…

Pero al menos, por primera vez, ESA empresa fue el adulto en la relación.

Y ella, mientras tanto, seguirá contando su historia.

Con lágrimas invisibles.

Y con una sonrisa torcida que dice: “Yo estuve ahí… y sobreviví”.

                    Aunque todos los demás digamos…

                                                                                    “Sí, y menos mal que te fuiste,wey”.

 

Y ahora sí que sí, les dejo con el AdfSpotify de la semana, donde esta zagala que escribe te trae los éxitos de ayer, hoy y siempre.

Este juernes les traigo una fiesta.

Esa fiesta con toques celtas que, sólo escuchando la intro, te puede transportar perfectamente a mirar al Santo más famoso de España saboreando muy buen juguito de cebada.

La letra invita a despertar y a tomar conciencia de las injusticias, pero también de las luchitas internas de una persona…

Como mi «amiga» del post, que a base de distorsionar la realidad, busca la validación de ser aceptada.

Y es que si uno tiene que esforzarse por aparentar que es buena persona, poco o nada más hay que decir al respecto.

Bueno sí, que el tiempo pone a cada uno en su sitio, beibi 😉

 

Mägo de Oz- Fiesta pagana 2.0 (Videoclip oficial)

2 Comments

  • Sabina , 15 de mayo de 2025

    Una vez más leyendo el post de esta semana puedo decir que ya no estás en prácticas, ya eres «My favorite ingluencer»ajjajaja. Cuanta verdad en tus palabras. Me quedo con esta frase…
    «Ella insiste que era una estrella incomprendida»
    Quizás diría que «Unos nacen con estrella y otros estrellados» Ahí lo dejo…

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  • luis fuentes , 15 de mayo de 2025

    como dice el sr sabina ….dijo hola y adios

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