DRAMAS Y TRAGEDIAS. TINDER 2.0

¡¡¡Buenas buenasssss!!!

Que por fin es juernes y el cuerpassso lo sabe, ¿eh?

Poco se habla del tiempo que hace no paso por estos lares.

Pero es que han pasado cositas.

Vacaciones, currele del bueno, desidia y malas decisiones.

Ajá, bebé.

No todo es de color rosita, ya tú sabeh 😉

Peroooo la vida siempre nos da una de cal y otras cuantas de arena.

Y esta zagala que escribe, que ya tiene más calle que León y Castillo, también sabe que los momentos reguliinchis de la vida tampoco duran eternamente…

Y escribiendo de momento, hay instantes en los que la vida decide ponerte a prueba, lanzándote situaciones tan absurdas que no sabes si reír, llorar o simplemente aplaudir el nivel de surrealismo.

Es como cuando un mensaje inesperado llega a tu espacio vital y te preguntas si realmente mereces estar pasando por eso.

Y es que, entre el universo de interacciones humanas, siempre hay alguien que se cree más gracioso o más interesante de lo que realmente es…

Y te arrastra en una danza incómoda de palabras sin sentido.

Pues bien, si alguna vez te has encontrado atrapado en una de esas situaciones, sabes perfectamente de lo que que vengo a escribirte en este #postdelosjuernes.

Y, como siempre, espero que te guste…

 

Fulanito de tal.

¿Alguna vez has tenido una conversación con alguien que parece tener una relación muy extraña con la realidad? Déjame contarte sobre Fulanito…

Lógicamente, Fulanito no es su nombre, pero debo mantener el anonimato.

Taradita pero precavida, wey.

Bueno, que me lío…

Fulanito fue un espécimen fugaz de mi vida que decidió que un “hola” después de años de no saber nada el uno del otro, era la mejor manera de empezar de nuevo.

Lo que siguió a ese saludito maravilloso -nótese la ironía-, fue una clase magistral de cómo destruir cualquier oportunidad de reencuentro en menos de diez minutos.

Y lo logró.

Y, como no es lo mismo contártelo que escribirlo, te voy a deleitar con unos tips, por si alguna vez te encuentras en una situación similar, puedas guardar este manual para evitar un desastre.

O no, porque las risas están aseguradas, misiela…

Todo comenzó con Fulanito lanzando un mensaje que, honestamente, podría haber sido escrito por un niño de cinco años.

“Hola”, dijo.

Y, tras ese saludo claro, directo y cero original, le siguió un «bloqueado no me tienes», con la confianza que sólo alguien que ha estado demasiado tiempo mirando su reflejo en el espejo puede tener.

¿Sabes cómo respondí? “Ya lo sé”.

Y esa fue mi forma de ser amable y políticamente correcta, porque, sinceramente, ¿qué más se puede decir a algo tan profundo, wey? 😉

Pero Fulanito, al parecer, no se conformó con un simple “hola”.

Quiso investigar más.

“¿Por qué pensabas en mí?”, preguntó.

Como si yo estuviera ahí, todos los días de mi vidita, pensando en ti…

“Ay,¿dónde estará?”.

Claro que sí, Fulanito.

Te tenía en mi lista de pensamientos junto a las facturas y la lista de nuevas birritas que quiero probar.

Respondí: “No, no pensaba en ti. Lo supe porque reconocí tus tatuajes.”

Es que, Fulanito, tus tatuajes son lo único que te define en este planeta.

Y es que, con tanta tinta en tu piel, ¿cómo no te iba a reconocer?

Y aquí es cuando Fulanito empieza a desplegar todo su encanto de “hombre profundo”.

“Me refiero por qué pensabas en mí”.

¿En serio, Fulanito?

De verdad, pensé que los tiempos de la poesía barata y las preguntas existenciales pasaron de moda.

Pero, como soy una mujer generosa y educadita, seguí el juego.

“Bueno, ya lo sé, por los tatuajes.”

Un chiste simple y directo. 

¿De esos míos que no sabes por dónde cogerlo?

También. 

Pero Fulanito, como buen experto en relaciones humanas, respondió con algo que sólo un hombre que ve demasiadas películas de acción podría decir.

“Ah, pensé que lo asociabas a algo malo.”

Claro, como si ver un tatuaje de un tribal fuera lo peor que me ha pasado en la vida.

Relajasssion Fulanito, que no es para tanto.

Y entonces, con un giro de guion al más puro estilo de película de Netflix, la conversación tornó aún más surrealista.

Fulanito comenzó a preguntar cosas que, sinceramente, ya no sabía si eran sarcasmo o simplemente ignorancia.

“¿A qué te dedicabas?”, me preguntó.

Yo, de nuevo, respondí con toda la «gracia» del mundo.

“A la formación”, contesté.

Porque, claro, si ya le llego a decir que soy «coordinadora pedagógica», Fulanito cortocircuita.

Pero Fulanito, como si lo supiera todo, me soltó: “Eso todos…”

¡Ahhhhh, clarooooo!

Eso todos. 

Todos menos tú, Fulanito, que eres la excepción que confirma la regla.

Es impresionante cómo tiene la capacidad de hacer que hasta un “trabajo común” suene como una obra maestra, bebé. 

Y aquí viene el plato fuerte.

Fulanito, en un acto de valentía, decidió compartir conmigo su gran descubrimiento sobre las mujeres.

Porque entiendo que pensaría que yo no soy una de ellas.

¿Extraterrestre?

Vaya usted a saber, mi queridísimo flan…

Y así, sin vaselina, me soltó que se dio de baja de Tinder porque “las mujeres son aburridas y poco proactivas”.

Ajá……

Claro, Fulanito, porque las mujeres de todo el mundo estamos esperando a que tú nos hables.

Y yo, con mi infinita paciencia, le recordé que ya había tenido una cita con él hace años.

Sí, sí.

Esto no te lo esperabas, ¿eh? 😉

Y, además, también le ubiqué un poquito más dándole el contexto del porqué nunca hubo una segunda…

Y es que Fulanito, años atrás, consideró que no entraba en sus estándares de belleza.

Y, por supuesto, no pasa nadita.

No le puedo gustar a todo el mundo…

No soy una Estrella Galicia 🙂

Así que, tras esos microsegundos de tensión, Fulanito argumenta que no lo recordaba.

“Eso no te lo dije”, me dijo, con la misma seriedad cuando yo digo «la última y nos vamos, wey»

Y le respondí, sin más: “Sí, sí lo dijiste.”

¿Cómo no ibas a recordarlo, Fulanito?

Fue un momento que se quedó grabado en mi memoria como mi momento más humilde. 

La conversación continuó con una retaíla de mensajitos donde Fulanito, por supuesto, negaba todo acto o palabra.

Cerebro de mosquito, parece.

Así que, tras varias idas, venidas y un plot twist, la conversación terminó con un “supéralo” de Fulanito hacia esta fulana que escribe. 

Pero yo ya había superado todo.

De hecho, ya había superado la era de los dinosaurios antes de entrar en este intercambio de palabras.

Y así es como Fulanito volvió a mi vida durante unos pocos minutos muchos años después.

Y sabes qué, que si algún Fulanito se cruza en tu camino, huye.

O mejor aún, disfruta de la comedia.

Porque las conversaciones como éstas, aunque difíciles de creer, son una fuente inagotable de risas y contenido del bueno para este -nuestro- blog…

Y, si alguna vez te toca hablar con un Fulanito, asegúrate de que no venga tan convencido de que tiene la receta secreta de las relaciones.

Porque en este caso, el único «experto» era el ego de Salvador (oops!).

Y créeme…

             …ese no tiene ni un diploma.

 

Y ahora sí que sí vengo con todo y más con el AdfSpotify, donde esta zagala que escribe te trae los temasssos de ayer, hoy y siempre.

Si después de todo esto, aún te quedas pensando en Fulanito y su «supéralo», te dejo con una recomendación musical que resume todo perfectamente.

Porque, sinceramente, después de ese nivel de surrealismo, ¿qué más puedes hacer que decirle a alguien «recoge tu mierda y vete»?

Y no hay mejor banda sonora para ese momento que esta canción.

Es como un «adiós» sonoro, pero con un toque de ritmo, donde a veces y sólo a veces, la mejor respuesta a un desastre de conversación es simplemente dar un paso atrás, ponerte la música a tope de power y dejar que el o la otra se vaya pa la puta…

Y bien lejitos, beibi.

Mahmut Orhan – And Go – Again Roger Sanchez (Original Mix)

2 Comments

  • Sabina , 26 de abril de 2025

    Pues este creo que es de los mejores, ya que es una situación real que te ha ocurrido y seguramente nos sirva de experiencia a los lectores de tus post cada jueves, para pensar que sin un “Fulanito” se cruza en el camino montarlo en una barca, acelerar fuerte sin que se de cuenta…y cantar…”Y seguramente marcho y a su barco le llamó libertad” jijijijiji

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    • Ayeesha Dominguez , 28 de abril de 2025

      JAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

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